Enero con Ana Belén

Enero con Ana Belén para empezar este primer post del año, es mi particular regalo de Reyes.

Feliz año a todos 🙂 Os deseo de corazón un 2015 maravilloso.

Cuántas ganas tenía de realizar esta entrevista. De escuchar esa voz dulce, sensual y cercana que tiene Ana cuando canta, pero mucho más en las distancias cortas, en el tú a tú.

Me encontraba en Madrid en diciembre cuando su hermano, Julio, me confirmó esta entrevista. Sin pensarlo dos veces, decidí acudir al Teatro Principal de Alicante donde Ana estaba de bolos con kathie y el Hipopótamo, una función magistralmente dirigida por Magüi Mira y con texto del premio Nobel Mario Vargas Llosa.

Ese teatro para mí es importante, he trabajado en varias ocasiones y estrené en él mi último montaje. Era especial pisarlo de esta manera. Eran otros tiempos, entonces el IVA no estaba tan alto y pequeñas productoras, como yo, podíamos aventurarnos a salir y arriesgar.

Era, por tanto, único pisarlo esa tarde de otra manera. Ana estaba en el mismo camerino que yo había ocupado en otras ocasiones. Me encantó que me recibiera allí, que mejor sitio que un camerino para dos actrices.

Enero con Ana Belén podría ser el titulo de una función, un texto entre dos Géminis como somos las dos, pero no, fue esta charla que ella me regaló.

R.C.: El Teatro Español vuelve a tener protagonismo en tu vida, como en tus inicios con Miguel Narros… En aquel 1966 fue un texto de Cervantes, hoy a un Premio Cervantes ¿Impone prestar tu voz a Vargas Llosa?

A.B.: Bueno… Impone en la medida que estás haciendo un texto que está muy bien, que estás trabajando con un especial cuidado y especial dedicación con el lenguaje, que es lo que ocurre con Vargas Llosa, un premio Nobel. A mí me impone siempre que me enfrento a un texto, sea Vargas Llosa, Lope de Vega, Chéjov… Quiero decir, siempre que me enfrento a un texto teatral, lo hago desde la humildad más absoluta y sintiendo que no sé nada, luego ya empiezo a saber un poquito y, según va la función, sigo aprendiendo.

En este caso, es la posibilidad de interpretar una función y que el autor esté vivo, que haya podido verla, haya podido opinar y se haya sentido involucrado… No es que te imponga, es un plus de saber que todo va bien, de que estamos ahí, que estamos en el camino, porque lo que nos dijo Vargas Llosa desde el primer momento que vino a ver el ensayo era que estaba encantado, que jamás pudo imaginar que la función tuviera este montaje.

R.C.: Habrá gente que al conocer al autor se figure un teatro elevado al que no alcancen ¿Por qué recomendarías ver esta función y a quienes especialmente?

A.B.: Creo que hay que tener respeto y no hay que tener respeto. Cuando uno entra en el teatro, uno paga una entrada y tienes que tener el respeto lógico de que estás en un sitio público y no puedes entrar haciendo el gamberro. Tienes que apagar el teléfono móvil, esas cosas que a pesar de los avisos, mucha gente no hace, pero, aparte de eso, yo creo que la gente es absolutamente libre para manifestar si le gusta o si no le gusta. Quiero decir, que respeto, hasta cierto punto.

Es un texto en que los 7 primeros minutos pueden descolocar un poco, porque va atrás en el tiempo, tiene flashback. Hay pensamientos que se meten en la acción real, hay personajes que entran de repente de recuerdos que tienen, ellos mismos se convierten en otros personajes… Pero pasados esos minutos el público se da cuenta del juego teatral y a partir de ese momento tú entras en la función y es absolutamente fácil, comprensible. Está escrita para cualquier tipo de público, porque toca varios puntos.

Nos está hablando de feminismo, de machismo, de infidelidad, de conceptos que probablemente están aquí entre todos nosotros, que han estado muchos años, y Vargas Llosa los afronta con un gran sentido del humor en esta obra, con una gran ironía en ese lenguaje tan rico.

Nos está hablando de que cada uno tiene frustraciones en la vida, hay cosas que le hubiese gustado hacer, que no ha podido, que las circunstancias no le han dejado o que él mismo se ha puesto barreras y una venda en los ojos para no querer verlo. Te habla de esa frustración, de lo que hemos querido ser, estoy convencida de que todos hemos querido tener una parcelita pequeña de fantasía para poder afrontar la cotidianidad, lo bueno y lo malo de la cotidianidad.

Esos momentos de fantasía en que uno necesita que la imaginación vuele. Eso es entendible para todo tipo de espectador.

R.C.: La obra reflexiona sobre la realidad y la ficción. ¿Alguna vez has sentido en alguna etapa de tu vida que estabas viviendo una novela?

A.B.: Muchas veces, porque a mí sí me importa mucho, sobre todo en esos momentos cuando tienes un subidón, cuando en esas noches de estreno que todo es estupendo y todo el mundo «¡Ah, ah, ah!, que maravilla…» Siempre cuando llego a casa me gusta echar la vista atrás y saber de donde vengo, y siempre pienso: ¿Quién me lo iba a decir a mí? Entonces muchas veces pienso y me digo : ¡Caray! Esto, de verdad, esto es una película, ¿quién me iba a decir a mí que yo iba a estar al lado de esta persona o de esta otra?

Creo que he tenido suerte en la vida, pero la mejor suerte ha sido la gente con la que me he cruzado. Entonces muchas veces he pensado: Claro que sí, esto es una película, esto no le está pasando a esa chica del barrio de Embajadores que yo era de niña.

R.C.: Crees entonces que la cultura de los libros, del cine, del teatro… de la ficción en definitiva, ¿nos ayuda a hacer nuestro pequeño mundo más habitable?

A.B.: Sí. Claro, sin duda. El teatro, el cine, la televisión a veces, la literatura, admirar un cuadro, una pintura fantástica que en ese momento dices ¡todas las cosas que me está sugiriendo!

Por eso decimos y no nos cansamos de repetir, que la cultura es vital. Porque aparte de que la cultura debe ser crítica, la cultura nos debe llevar a hacernos preguntas, evidentemente, pero es que la cultura es un reflejo de la sociedad, de lo que somos. Es muy importante.

R.C.: En diferentes medios has interpretado a Lorca, a Cela, a Valle-Inclán, a Galdós… ¿Qué personaje en teatro, cine o televisión aún no ha llegado para Ana Belén? ¿Alguno escrito o que esté por escribir?

A.B.: Quiero creer que hay alguno por escribir (risas) o que ya están escritos y todavía no me han llegado, no lo sé. Recuerdo cuando empecé en el teatro, en el teatro español, que leía mucho teatro y las compañeras Julieta Serrano y Berta Riaza me decían; “Léete ahora esa función o esta otra…”. Yo estaba con Shakespeare y decía ¡madre mía!, ¡Shakespeare qué maravilla!. Pero siempre pensaba, cuando sea mayor me gustaría interpretar Lady Macbeth. Pues bueno, ya soy mayor y no lo he interpretado. Si no lo interpreto no me va a pasar nada, porque me han regalado tal cantidad de personajes en el teatro, -y en el cine también-, pero en el teatro hay tal cantidad de personajes maravillosos femeninos que cuando me han llamado siempre he dicho: Esto es una fiesta para mí, no sé si me lo merezco, qué maravilla, sin haberlo deseado.

Que siga así, que me sigan llamando, que me sigan ofreciendo… La verdad es que muy pocas veces he dicho que no a las cosas que me han ofrecido de teatro porque me han puesto delante cosas estupendas.

R.C.: Siempre has sido una mujer muy comprometida, me pregunto, ¿te planteaste alguna vez o te planteas cambiar tu profesión madre por dedicarte a la política como nuestro compañero Toni Cantó o en su día tu amiga Rosa León?

A.B.: No, no, no. De hecho, hace muchos, muchos años, me hablaron para incluirme al final de una lista y me dijeron: tranquila, si nunca vas a salir … Y dije, no, ni siquiera para eso.

Quiero decir, lógicamente, si tú estás en una lista pues obviamente estás ahí, y tendrías que acudir a un mitin, y yo eso no sé hacerlo. A lo mejor puedo darle clases a ese que se sube a un escenario para dar un mitin: “Modula por aquí un poquito la voz, no te lo siento verdadero, te falta verdad aquí o allá…”. Pero no, yo eso no. Por otro lado me parece una profesión muy digna, muy de entregarse y yo ya estoy entregada a otra.

R.C.: Son tiempos complicados, de protesta ciudadana. ¿Crees que en las canciones se denuncia poco? Pasa también en el teatro, donde triunfan comedias musicales, monólogos de humor… ¿El público busca más entretenerse, olvidar los problemas, que pensar?

A.B.: Yo creo que pasa un poco como antes, hay un público para un teatro más de evasión, mucho público, afortunadamente, para la comedia musical cosa que antes no ocurría. Sobre la comedia musical siempre nos decían: “No. La comedia musical aquí no tiene éxito”. Bueno pues ahora existe y lo tiene. Yo creo que lo que sí hace falta aquí es una comedia musical que tenga un poco más que ver con nuestras raíces, más de aquí, que no sean tantas franquicias que vengan de Londres y EEUU, pero a la vez me parece estupendo y funcionan, la gente esta preparadísima para hacerlo, hay teatro dentro del teatro alternativo de denuncia, y gente que está ahí haciendo monólogos, y no monólogos que nos están hablando de cosas que están sucediendo en este momento. Creo que el teatro está más vivo que nunca, y del teatro se habla que está en crisis, pero es que cuando yo empecé en el teatro también se hablaba de que estaba en crisis.

Lo bueno es que la gente, a pesar de todo, sigue viniendo al teatro. Es muy de agradecer y de admirar a los productores que son capaces de asumir las dificultades que hay, porque es un riesgo tremendo.

R.C.: Tú bien podrías ser la Barbra Streissand de habla hispana… Gran voz, excelente actriz, también dirigiste cine en una ocasión. ¿Ves ahora mismo a algún o alguna artista joven tan completo?

A.B.: Ahora mismo, Remedios, sí, absolutamente. A mí me admira la gente joven, lo preparada que está en este momento, ¡me enorgullece tanto! Es gente que hace televisión, que luego tiene teatro por la tarde, que se preocupa de dar un cursillo, que si hay unas clases de canto, se van a las clases de canto, que saben bailar… Es una gente preparadísima. Puede haber otros “mantas” que están por ahí tocándose la barriga y que digan “Bueno esto de ser actor… vale”, pero que hay gente preparada sí, vamos estoy segurísima.

R.C.:¿Cómo entraste en la etapa de los 50 años? ¿Crees que, como dice el dicho, “a los 60 te vuelves invisible”? yo pienso que contigo se rompen reglas y moldes en casi todo.

A.B.: Entrar en los 50 no me supuso nada, todo lo contrario. Víctor me dio una fiesta maravillosa, me lo pasé estupendamente, vinieron todos los amigos, cantamos, bailamos, nos reímos, y al día siguiente me encontraba exactamente igual. Esto de hacerte mayor, si no tuvieses espejos en tu casa, no te mirases, eso de que vas por un pasillo, te lo encuentras , te miras y dices ¡Ah! ¿qué ha pasado?. Pero como tú te ves cada día, te ríes cada día y dices: fíjate esta arruga, fíjate esta otra… Te lo vas viendo cada día, o sea, no es tan traumático. Y luego, es verdad que te vuelves un poco invisible a partir de los 60. A mí es que me ven por la calle y dicen Ana Belén, ven a Ana Belén, pero si yo fuese una mujer anónima, pues me pasaría como a tantas mujeres anónimas, que están muy bien, que están estupendas, pero te vuelves un poco invisible sin ninguna duda, pero por lógica. ¿Cómo te va a mirar uno más jovencito? Uno mas jovencito mira a una más joven, lógicamente.

R.C.: Muchas mujeres se preguntan: ¿Cuál es el secreto de Ana para estar tan joven por fuera y por dentro? ¿Lo compartes con mis lectoras?

A.B.: Yo creo que es fundamental seguir teniendo ilusiones, teniendo trabajo, seguir apasionándote, reírse mucho con todos los amigos, no aislarte, salir mucho. Cuando digo salir, a mí me gusta mucho estar en mi casa, cuando digo salir me refiero a estar con los amigos, cuidar a los amigos, reírte con ellos, reírte muchísimo. Luego, tener siempre cosas que hacer y, si puedo, voy dos o tres días a la semana a hacer pilates que me viene mejor para el cuerpo para la mente: pilates, baile, mancuernas… Pero, insisto, sobre todo tener la cabeza ocupada que es fundamental.

R.C.: ¿Somos las mujeres “ Sabias”?

A.B.: (Risas) ¡Tan bonita función! Somos las mujeres sabias en la medida que tambien hay hombres sabios. Hay mujeres sabias, hay mujeres tontas y tambien hombres sabios y tontísimos. Lo que sí tenemos las mujeres es una especial sensibilidad para saber expresar lo que nos ocurre. Para expresar tenemos ahí un discurso mejor hilvanado que el de los hombres, y sobre todo expresarlo con emociones. Quizá eso nos hace más sabias porque creo que tener los sentimientos y emociones más a flor de piel te hace, no sé si mejor, pero es muy bueno. Esa parte algo desvergonzada que tenemos las mujeres es muy buena.

R.C.: Cuando eres Pilar Cuesta y cuando Ana Belén?

A.B.: Cuando firmo las facturas soy Pilar Cuesta absolutamente (risas) y cuando firmo un autógrafo Ana Belén (risas). Ahora en serio, Pilar Cuesta soy siempre, siempre, y en mi casa soy Pilar Cuesta lo que pasa es que nadie me llama Pilar, nadie. Ni Víctor, ni mis hijos cuando me llaman por mi nombre, nadie. Solo mis padres me llamaban así y ya no están.

De vez en cuando me encuentro con alguna señora que me dice: Tú eres Mari Pili, yo fui al colegio contigo, qué ilusión verte… Creo que esa Mari Pili sigue estando en mí, cuando yo me quedo a solas y le doy vueltas a la cabeza y me empiezo a hacer preguntas… No me las pregunto como Ana Belén, evidentemente, sino como Pilar.

R.C.: ¿Qué son las “Canciones Regaladas”? y ya que estamos ¿Te han regalado muchas?

A.B.: “A los Hombres que amé” fue la respuesta a tantas canciones que me habían regalado a lo largo de mi vida que han sido muchas, muchas porque Dios, en ese sentido no me había dado ese don de escribir canciones, para eso he tenido hombres maravillosos en mi vida que me han hecho verdaderas joyas. Y Las canciones regaladas, son unas canciones que nosotros, Víctor y yo hemos tomado prestadas a otra gente para un disco que saldrá sobre abril o mayo aproximadamente.

Nos pidieron hacer un disco juntos, de estudio, después de muchos años. Entonces empezamos a buscar canciones de esas que nos han gustado siempre, con lo cual es un repertorio donde puedes encontrar desde una canción de Billy Joel hasta una de Carlos Berlanga, de José Alfonso, el Portugués… Son canciones muy diferentes donde David hizo unos arreglos maravillosos, y ahí lo teníamos para sacarlo antes de verano, pero al surgir los conciertos de Víctor y los 50 años, se decidió sacar sobre esa fecha.

R.C.: Tu disco “A los hombres que amé” me acompañó en momentos difíciles de mi vida, confieso que me agarraba a él muchas mañanas. ¿Qué se siente cuando una sabe que es capaz de transmitir con la música emociones a tanta gente en sus buenos y malos momentos?

A.B.: Un poco de responsabilidad, un poco (risas) no quiero pensarlo mucho, pero es igual que a mí me ocurre con canciones que he escuchado de otra gente, que me han ayudado, me han acompañado en muchos momentos, con las que me he dado unos “lotes” increíbles, con los que he bailado, he hecho el amor… Afortunadamente las canciones están ahí, la música esta ahí y te transporta. La música es lo mas inmediato. Cuando escuchas una canción te transporta a un momento de tu vida. Pasa igual que con los olores. La música tiene ese poder, que es único, entonces claro que siento responsabilidad, pero como yo también soy muy fan de muchas canciones, cantantes, músicos que me han ayudado a crecer y formarme, lo entiendo perfectamente.

R.C.: Para mí es emocionante poder estar aquí haciéndole preguntas a alguien que me ha acompañado toda mi vida. Formas parte de la banda sonora de muchas vidas. Nos hemos emocionado contigo, hemos protestado contigo, hemos bailado contigo ¿Con qué tipo de canciones te gustaría acompañarnos los próximos años?

A.B.: Muchas y de diferentes épocas. Acompañaría con lo primero que escuché de Brasil, una canción de Barquinho, con La Chica de Ipanema, Los Beatles, luego más Beatles (risas) porque me han encantado siempre. Con la Barbra Streisand en esa primera época cuando ella empezó a hacer comedia musical, ese primer disco “Mi nombre es Barbra”, era maravilloso. También con Ella Fitzgerald, aquel disco de Santana “Abraxas”, otro disco que me encantó que después ya no lo he vuelto a escuchar, lo ha grabado Diana Krall, “The Look of Love”. La cantaba un negro maravilloso que se llamaba Isaac Hayes. Hay cantidad de canciones, afortunadamente.

Enero con Ana Belén, gracias Ana. Salí de allí, rápido para sentarme con mis amigos en el palco a ver la función. Estaba encantada de lo interesante y buena conversadora que es Ana Belén. Ahora tocaba deleitarse con su magnífica interpretación sobre las tablas del Teatro Principal de Alicante. Fue más emotivo y muy de agradecer poder estar con ella antes de salir al escenario, para mí que soy de este oficio, sé que supone mucha generosidad.

Como recuerdo de este encuentro le regalé una pulsera que mi amigo Fernando Millán (Mior Sempiterno), como sabéis, viene diseñando y realizando para estas entrevistas.

A Ana, que también es única, le encantó.

Como seguro que os deleitará su trabajo en esta función teatral, os animo a compartir si tenéis oportunidad. Teatro, Vargas Llosa, Ana Belén… ¿ Algo más dulce para comenzar el año?

Enero con Ana Belén. Buen comienzo del año. Feliz semana.

@RemediosMalaga