La vida en los tejados te da otra visión.
Os quiero compartir un secreto, una de mis costumbres más “peculiares”. De vez en cuando me gusta contemplar las ciudades o pueblos desde sus terrazas más altas. Me gusta escaparme un momento, que a veces se convierte en horas y con la mirada puesta en los tejados, tomando distancia de calles, coches y peatones… reflexionar.
Esto me produce siempre un efecto positivo porque me ofrece otro punto de vista de las cosas que pasan o me suceden. En unas ocasiones, se ven tan pequeñas y con distancia las preocupaciones que nos angustian como los coches y peatones que observamos si bajamos la cabeza. En otras, tomamos conciencia de que tenemos un horizonte claro, amplio y despejado para emprender con determinación el rumbo a conseguir nuestros sueños.
No os podéis imaginar lo interesante que resulta comprobar ese otro mundo que existe sobre nuestras cabezas con su propia estética; llena de antenas, de ropa tendida, de objetos olvidados, de gatos o pájaros diversos, de pintores, de albañiles… hasta de pequeños micro paisajes de flores y plantas.
También es reconfortante comprobar que no estás sola, que son muchas las personas a las que observas a cualquier hora cerca de los tejados mirando a un punto perdido. Te preguntas ¿Qué estarán pensando? Y de repente, te ves fabulando sobre posibles historias que les habrían llevado a estar compartiendo contigo esa otra ciudad dentro de las ciudad, ese otro pueblo, dentro del pueblo. Ese otro pequeño mundo dentro del que vivimos cada día.
Reconozco que me divierte, me relaja y siempre regreso a mi casa o pie de calle con alguna sensación interior nueva, con alguna reflexión interesante, una buena idea para un proyecto o incluso con la solución de algún problemilla que antes me resultaba complicado encontrar con claridad.
Os animo pues, a vivir esta experiencia en los tejados. Si tenéis oportunidad, animaos a observar ese universo al que por el stress de la vida cotidiana no nos asomamos. Es una ventana fantástica. Veréis como acaba siendo casi una adicción. ¿Quién sabe? Igual se convierte en una costumbre para vosotros, como me pasa a mí o incluso como le sucede al personaje que interpretaba Juan Diego Botto en la maravillosa película «Martín ( Hache)» y los tejados os resultan algo, casi imprescindible.
«Me tengo que volver, no sé muy bien por qué, no sé qué es lo que me tira tanto, no sé qué es lo que extraño, no sé si extraño… Los techos… Puede ser los techos, los techos de las casas. Son muy feos, cuadrados, blancos, con tanques de agua puestos como de boleo, como que a la gente no le da bola, como que la gente los desprecia, como si los tejados no fueran parte de la casa(..)»
Martín (Hache) Adolfo Aristarain (1997)
Con esta invitación a ver las cosas desde otro punto de vista os deseo una feliz semana
Fotos Txema Hernández
Buenas tardes!! Es curioso lo que cuentas hoy, yo no tengo esa costumbre,quizá porque tampoco tengo la oportunidad de viajar muy a menudo y sinceramente no me veo subiendo a las terrazas de la localidad donde vivo. Aunque cierto es que desde las alturas las cosas se ven de otra forma, he subido a tres de las torres más importantes que tenemos en Valencia y realmente es espectacular. Yo tengo otros métodos cuando quiero desconectar del estrés en el que vivimos actualmente y la verdad es que cuando vuelvo a casa lo hago con mucha más energía. Pero me gusta mucho lo que cuentas. Me alegra que te haga tanto bien. Feliz semana igualmente.?
BUENAS TARDES,
NO DEJES DE HACERLO. VER LA VIDA DESDE ARRIBA AYUDA A SENTIRLA CUANDO ESTAS ABAJO!!.
Todos tenemos momentos y sorpresas que la vida nos da, a veces mejores, a veces peores 😉
Lo importante siempre es la actitud.
Buen finde 🙂
RC
Hola! Pues si, a veces es necesario subir y tener otra visión diferente . Como bien dices ,puede cambiarte hasta la forma de afrontar un problema.
Subiré más veces .
Un abrazo muy fuerte