Reivindico el gris ante el blanco o negro
No sé vosotros, pero yo empiezo a estar muy harta de esos fanatismos, radicalismos, extremismos y sectarismos varios que nos encontramos cada día. Nos están llevando a un estado de tensión y división permanente que no pueden traer nada bueno.
Ahí está la historia para confirmarnos que los fanatismos y radicalismos no contribuyen a la convivencia. Llevar a las sociedades a tensar en casi todo los temas, donde no se permiten los matices. Hasta el punto de que cualquier opinión que se salga del blanco o negro es suficiente para que los «fundamentalistas» de la opinión se dispongan a lanzar mensajes que insulten, acosen, ridiculicen o directamente denigren al que discrepe del bando de turno.
Me importa bastante poco lo que defiendan o lo que critiquen, me resulta indiferente si hay motivos o no los hay. Sobre lo que quiero poner el acento es en la forma no en el fondo.
En ningún caso estoy sugiriendo que deba coartarse la libertad de expresión. Aunque como decía el escritor José Luis Sampedro, «sin libertad de pensamiento, la libertad de expresión no sirve de nada.» Solo me pregunto si los muros de las redes sociales no acabarán siendo la versión «moderna» de aquellas horribles acciones de pintar en la puerta de una casa o un comercio qué religión o qué ideología tiene su ocupante o propietario.
Si estamos de acuerdo en que la violencia nunca es el camino. ¿Por qué ven algunos con tanta normalidad que se fomente el odio, el rechazo, el ataque a quien no comparta tu opinión?
¿No se contradicen los discursos colectivos contra la violencia de género, el acoso escolar o la discriminación por la opción sexual con mirar hacia otro lado ante ese fanatismo y radicalismo que se instala a pasos de gigante entre nosotros?
Siceramente, yo no veo tanta diferencia entre acosar a un adolescente por parte de sus compañeros de instituto y, por ejemplo, los grupos organizados en la red al más puro estilo de la Mafia que pretenden que no camines por las calles de la libertad de acción o expresión. Buscando amendrentarte, llevarte a la autocensura con mensajes que esconden otro: “Cuidado con lo que dices, mira que te estoy siguiendo, mira que te señalo y marco para siempre».
Como os dije sobre algún que otro tema sobre el que he opinado, yo no sé qué solución puede haber. No soy experta ni tengo responsabilidades para buscar solo soluciones. Solo sé que estoy harta de radicalismos y de sectarismos. Cansada de que antes de poner un mensaje o reflexión en una red social acabe valorando si saldrán unos u otros a atacarte.
Pero quiero acabar esta reflexión en positivo. Animando a que defendamos aquello en lo que creamos con vehemencia, que defendamos siempre la libertad del otro a expresarse, que nunca utilicemos el insulto ni lo fomentemos. Solo así conseguiremos entre todos que no volvamos hacia atrás en la historia , que nadie se crea superior a nadie y que nadie imponga su punto de vista bajo coacción o amenaza.