Amas de casa

“Cantando al sol como la cigarra después de un año bajo la tierra, igual que sobreviviente que vuelve de la guerra».    María Elena Walsh

🙂   🙂    Buen día a tod@s.

Arrancamos una semana más y cada día con más olor a primavera, llegando el olor a azahar… ¡Cómo me gusta ese aroma que dará paso a la Semana Santa!  Aunque aún queda un rato para ello pero ya va entrando.

Hemos dejado atrás este sábado 8 de marzo que la sociedad ha decidido denominar como “Día de la mujer trabajadora”. He de confesar que siempre he lamentado que tenga que existir un día así. Opino que es síntoma de desigualdad pero si sirve para que se hable en los medios de aquellas carencias que todavía existen, si sirve para que se corrijan o para reflexionar sobre los esfuerzos de aquellas que nos precedieron y lucharon por nuestros derechos, bienvenido sea.

Felicidades pues a tantas mujeres y hombres que se esfuerzan con su trabajo, con su profesionalidad y aplicando normalidad para que un día, como deseo, no sea necesario.

Siempre se recuerda en estas fechas a grandes personalidades del género femenino; del mundo de la política, de las artes, de la literatura…

Pero yo, si me permitís, quiero poner el foco en esas mujeres anónimas, que en la vida cotidiana mueven el mundo y a las que los medios de comunicación no dedican tantos reportajes.

Precisamente esta semana pasada con motivo de la “Semana de la Mujer”, he tenido que enfrentarme a un nuevo reto para mí en el que ellas eran protagonistas. Fui invitada a dar una “charla” que reunió a más de 400 mujeres, la mayoría amas de casa de una ciudad entrañable de la comunidad valenciana: Carlet.

¡Madre mía!… Estuve 10 días comiéndome las uñas de los nervios solo de pensar qué responsabilidad y osadía la mía al haber aceptado.

“Reinventarse en la juventud de la madurez”, así titulé mi “plática” ante esas mujeres que llenaban el patio de butacas del teatro Giner de Carlet. Yo había elegido para ese día un look sencillo con una «chupa» en el color que viene para primavera, el azul eléctrico.

He de confesaros que aunque asustada, estaba feliz en el fondo, inmensamente llena cuando su alcaldesa Mª Ángeles Crespo hacía la presentación de lo que era mi primera conferencia.

Encomendada a mi madre y pensando en aquellos que me quieren dije mis primeras palabras.

Hablamos de muchas cosas, y digo bien, porque tras la conferencia entramos en un interesante coloquio. Y es que “reinventarse” es el único remedio y casi obligación que nos queda, que les queda a las mujeres cuando van entrando en esas edades que alguna parte de la sociedad hace que se sientan invisibles.

¡Qué maravilla!… En Carlet, esas mujeres me dieron, una vez más, como cada vez que me asomo a la ventana de la mujer madura, una lección de vida; Ellas sí que son empresarias como bien dijo su alcaldesa.

Llevar una familia y saber administrarla no es tarea fácil. La gran mayoría no como una imposición sino como una elección libre, vocacional. Que no es incompatible con desarrollar innumerables inquietudes.

Tuve sentadas en las butacas del Giner, más de una hora, a esas mujeres trabajadoras que son tan solo una muestra de las miles que están por distintos pueblos, ciudades, comunidades  autónomas… empujando de este carro de crisis que más allá de saber quién lo ha traído, lo que sí tienen claro es que no es culpa  de ellas, pero aun así tiran de él. Levantando con ilusión la suma de esos, sus pequeños mundos, que es también levantar el mundo. 

Muchas de ellas peinaban ya muchas canas y lucían con orgullo esos surcos que la vida les ha ido dejando en su rostro, pero todas tenían en común algo importante, sonreían, saboreaban la tarde que pasamos juntas, contabas sus actividades y emanaban una energía positiva que se podía casi tocar.

Al verlas recordaba a las mujeres que como mi madre, como mi tía Rosa (de la que os comparto foto), que al llegar a esas edades  son enciclopedias vivas, que sería un disparate y un error no poner en valor.

Les decía en mi intervención, que siempre las he admirado, porque pueden reinventarse de la experiencia y la serenidad. Que al admirarlas, aunque aún me quedan unos años, camino hacia esa juventud de la madurez con la ilusión de una etapa nueva, fértil, que puede dar mucho de sí (y de mí).   🙂  

La tarde acabó con una merienda, con horchata valenciana. Nos hicimos fotos, muchas fotos y he elegido este ramillete para mi gente de este blog y para ellas. Me habría gustado poner todas pero eran demasiadas.

Quedé feliz y tremendamente agradecida a las mujeres de Carlet y a su alcaldesa por hacerme sentir tan bien. Gracias a Alberto Hervás por las estupendas fotos.

Hice, claro, algunas recomendaciones de belleza, pero solo las justas, y de alimentación, pero solo las precisas porque, claro, en esas casas de Carlet también reina la cuchara y el buen comer como buenos mediterráneos que son. Alegría, vitalidad, comida sana y calidad de vida. ¿Qué mejor remedio para una vida plena?

No quiero despedirme sin recomendaros algo que siempre va en mi base de maquillaje y que me hace sentir segura, que ya una va para arriba también  😉

pero con más cuerda que nunca; El Extrait of skin caviar de La Prairie que siempre me deja radiante, aunque las más radiantes de ese día fueron todas ellas.

Feliz semana y sed felices   🙂