Desmotivación en el país de la maravillas

Qué hacer en esos días que no tienes ganas de nada.

«Yo, no tengo ganas de ná ná más que de morirme» Doña Paca.

¿Recordáis esa frase del genial Miguel Caiceo? Sin llegar a esos extremos ¿quién no ha tenido, tiene o tendrá uno de esos días sin ganas de ná? A pesar de vivir en un lugar precioso, de no tener problemas de salud, de estar bien con tu familia, entorno o trabajo… ¿Quién no ha sentido alguna vez que todo, hasta lo más insignificante se le hace cuesta arriba?

Antes que nada quiero dejar claro que me estoy refiriendo en este post sólo a esos días aislados de bajón que no tienen lógica. Esas sensaciones que aparecen sin avisar y se marchan de la manera tan rápida y absurda como entraron. Días en los que pasas de no tener ganas de nada a de repente, hacer algo sencillo que como una palanca te vuelve a poner en tu ritmo natural.

Cosa más seria ya si se tratase de algo más duradero o consecuencia de problemas graves. En ese caso la “desmotivación” puede llevar a la depresión y en ese caso hay que dirigir los pasos a profesionales de la salud para que os orienten. Afortunadamente, cada vez más se tratan estos problemas con eficacia y tienen solución.

Pero vayamos a lo que nos ocupa. A esos días aislados en que todo nos molesta o todo nos da lo mismo, que no tenemos ganas de ná y qué os propongo hacer para recuperar la chispa que produzca energía.

Nos dicen los expertos que la repetición continuada de unos ejercicios, unas tareas, unas rutinas también puede provocar aburrimiento y desmotivación… Así que primer consejo.

Hoy cambio mi rutina, porque sí. Ya sé que todos tenemos algunas tareas que nos parece que son “imposibles” de alterar pero… ¿quién no ha cambiado alguna vez la rutina por un imprevisto? Una avería doméstica o del coche, un virus o fiebre inesperado, un asunto familiar que nos reclama sin avisar… A todo le encontramos solución así que; pasemos de no tengo ganas de ná a “hoy me todo la mañana, la tarde o el día para mí”.

A partir de esa decisión, seguro que nadie mejor de uno mismo para saber lo que le da energía. Por si no se os ocurren alternativas, aquí os comparto unas cuantas que a mí no me fallan.

Sal, camina, corre, vuela. Seguro que en tu entorno, ya vivas en pueblo o ciudad, hay un paisaje, un lugar especialmente sugerente para ti. Así que ya sea paseando o en bicicleta… ya sea a un parque a una playa, a una montaña o a un pueblo cercano…Cambiar tu decorado habitual por unas horas trasforma tu desmotivación en mente despejada y energía.

Hazte un homenaje. Que sí. Que no hace falta alterar tu economía doméstica para darte un pequeño capricho. Compra esas flores alegres para adornar la casa. Pide cita para ese día darte un masaje, paga tu entrada para ir a un spa o pide cita para esa tarde ir a un centro de belleza o a la peluquería para hacerte ese cambio de look que llevas tiempo pensando. Convierte desmotivación en autoestima comprando una blusa nueva o ese vestido que has visto varias veces en el escaparate. Es más, sal de la tienda con ello puesto.

¡Cuánto tiempo sin verte! Nada de quedarse en casa salvo que sea para ver esa película que te motiva. Descuelga el teléfono y llama por sorpresa a esa amiga, a ese familiar que hace tanto que no ves y proponle ir a tomar algo. Que cambie la rutina también. Hablar de temas diferentes, escuchar otros puntos de vista y la alegría de estar con personas positivas de tu vida, son jarabe dulce para la desmotivación.

Como veréis, estas son solo unas sugerencias, ir al cine o al teatro, ponerse en casa esa película que tanto te gusta o ese disco que te alegra… Seguro que en vuestros comentarios aparecen muchas más ideas de motivación para salir de ese “hoy no tengo ganas de ná” y convertirlo en…. “hoy tengo ganas de tó”.

Feliz semana.

@RemediosMalaga