LeDomaine, el hotel de Abadia Retuerta

¡¡¡Hola a todos!!!   🙂

Espero que vuestra semana haya sido emotiva, llena de pasión o plácida según vuestras apetencias. En cualquier caso, que os haya llenado de energía para empezar esta que comienza.

Yo después de los tronos y procesiones, tras la intensidad de las tradiciones y sus recuerdos hice una escapada durante el largo fin de semana… al pasado. Concretamente al siglo XII, a los secretos de LeDomaine de Abadía Retuerta.

Siempre había querido pasear los viñedos, tocar las cepas y oler los pagos desde mi ventana pero si, además, es en el enclave de un antiguo monasterio, el de Santa María de Retuerta (declarado Bien de Interés Cultural) en el valle del Duero, convertido hoy en un exclusivo hotel de 5 estrellas… Mejor que mejor.

Llego allí, a ese viaje apasionante por la historia, paradójicamente a “lomos” de un vehículo a la última en tecnología, el Mercedes SLK 250. Una verdadera sensación recorrer sobre él esos paisajes castellano leoneses cargados de belleza.  Nunca me cansaré de repetir lo aconsejable que es perderse por nuestra piel de toro, tan cercana, tan sorprendente y a veces tan desconocida.

Me han dado la posibilidad de sentir todas estas experiencias la generosidad de dos Enriques, dos buenos amigos que me han facilitado vivir dos días mágicos. Enrique Valero, de Abadía Retuerta y Enrique Aguirre de Cárcer, de Mercedes Benz España. Brindé por sus éxitos personales y profesionales con uno de los magníficos vinos de esta hacienda.

En este enclave único que es la Abadía han sabido conservar y trabajar la cultura, gastronomía, el arte y, por supuesto, los caldos de una tierra rica donde las haya.

Suerte la mía poder caminar sobre ese manto que da frutos de donde fluyen unos vinos elegantes y selectos para bocas exquisitas. Suerte poder dormir arropada por la piedra de la historia, deleitarme el paladar en la comida con la cocina de Pablo Montero, discípulo de Andoni Luis Aduriz y sobre todo, suerte poder compartirlo con vosotros en este blog. Me encanta pensar que os pueda dar la idea que andáis buscando.

No podríais imaginar que dentro de estos muros, los del pasado, hay todo un paraíso de descanso, elegancia, silencio, paseos, relax… y todo lo que a veces necesitan nuestros sentidos para salir, retomar fuerzas y buscar esos “remedios” de nuestra mente, tan necesarios.

Exquisitez, magnifico servicio y profesionalidad la del personal que allí te recibe, te hace sentir como en casa, ÚNICO. Gracias a María por sus consejos, a Pilar por su amabilidad, a Alberto por su simpatía y a Luís por su “savoir faire”. Gracias también a Andrés Araya, director, por esa visita guiada apasionante a tiempos pretéritos y por hacerme descubrir la sabiduría y los secretos de la Abadía.

Os lo recomiendo para una escapada especial. Para sorprender a tu chico, a tu chica, hacer un regalo a vuestros padres o simplemente en solitario para desconectar como hice yo.

Tengo un amigo que dice, gran verdad, que en ocasiones hay que hacerse un homenaje y este bien puede ser uno inolvidable. Como gran verdad es que una imagen vale más que mil palabras. Por eso, hice estas fotos para mi recuerdo y para vosotros.

Volveré pronto. Tal vez nos encontremos. Brindo por ello dede el Refectorio de LeDomaine.   😉

Feliz semana a todos.