¡¡¡Buenas!!! 🙂 🙂
¡¡¡En el ecuador de diciembre ya!!! Qué rápido va todo, ¿verdad? Y es que desde arriba, desde el cielo, las cosas se ven de otro modo. Y digo bien porque arranco este post regresando de Milán. Allí me llevó la música y un proyecto.
Decir Milán siempre me recuerda a esas gomas de borrar maravillosas del colegio, ¿os acordáis? Pero no, bromas aparte, vengo de 20 horas milanesas, 1.200 minutos en la capital lombarda que podrían ser 20 poemas de amor y una canción desesperada. Una experiencia que nada podrá borrar de mi memoria. Belleza gótica la del Duomo, catedral para nosotros. Impresionante, magna e interminable. Quise ir allí lo primero para visitarla, encender una vela, tomar aire y coger fuerzas para recorrer sus calles.
Giovanna Good y Francesca Ventura me esperaban en Foro Buonaparte 63 donde se encuentra Queriot, esa casa que arrasa en Milano por su elegancia y sencillez donde habitan las Monedas de Civita.
Tengo la suerte de tener una Moneda Civita en exclusiva donde grabaron para mí dos palabras mágicas que me solía decir mi madre, de ahí mi agradecimiento, ya que siempre colgará de mi cuello, cerca de mi corazón, allá donde me encuentre.
Con ellas y con Cecilia y Federica me hice este puñado de fotos para vosotr@s. Pero ahí no terminaba la cosa, lo mejor sin saberlo aún estaba por llegar, nunca creí que unas cuantas horas pudiesen dar tanto de sí. Cada día que pasa tengo más claro que cada segundo de mi vida quiero exprimirlo, como Gabriela Mistral exprimía su corazón para teñir el lienzo de su vida en un bello poema.
No habían pasado ni dos horas y ya estaba rendida a la pasta italiana en un café de esos que nadie quiere entrar porque siempre pensamos que es para los «guiris» pero ¡es que yo soy una guiri en Italia! Y me encanta la terraza cubierta que tiene, donde enrollo los espaguetis en el tenedor y veo la catedral, de nuevo el Duomo ante mis ojos.
Mucho frío, muchísimo, pero al menos cubierta y con esas estufas estupendas que para mí terraza quisiera unas cuantas. 😉 Luego, un buen capuchino para calentar la tripa y a correr, pero nadie se levanta de la mesa, es más, se ríen. «¿Pasa algo?», les digo. «Siéntate Remedios», me dicen, «eres molto nerviosa», en ese tono italiano que adoro y me vuelvo obediente a mi silla.
Es entonces cuando me entero, cuando me dicen que vamos a asistir al concierto de Ornella Vanoni. :-O Esa es la cara que se me queda cuando lo escucho en la boca de Roberta (no tengo foto, lo siento el despiste y mis nervios la borraron 🙁 ). Pensé que era una broma, que sabían de mi admiración hacia la señora Vanoni y que se estaban quedando conmigo pero no.
¡¡¡Era verdad!!! ¡¡¡Era real que íbamos esa noche al Blue Note a escucharla, conocerla y cenar en ese garito de jazz tan emblemático de Milano!!! Yo conocía esa sala, el Blue Note. Ornella había grabado uno de sus últimos discos en directo allí, Live al Blue Note con 22 maravillosos temas. Me lo sabía de memoria todo, además por él han pasado muchos de los grandes del jazz, un género musical que me encanta.
Qué os puedo decir, lo demás lo podéis imaginar. Música, poesía en las letras y luz en su voz que, aunque ella no es ninguna niña (ni falta que le hace), sigue teniendo ese tono dulce y armonioso en su garganta que la hace única.
Disfruté mucho. Era algo que he querido hacer muchas veces pero no se ponía a tiro ningún concierto o simplemente es que no era el momento de ir. A ella, a Ornella, le gusta cantar en salas pequeñas y teatros de ciudades no tan grandes, de ahí que no fuese fácil tener buena combinación para acudir a algunos de los conciertos que da a lo largo del año. Tras la actuación nos recibió. Ella sabía que yo iría a saludarla y fue muy amable con todos nosotros después de hora y media en el escenario. Grande, muy grande, «brava, bravísima» le gritábamos desde el público.
El tiempo corría y tenía que volver al hotel. Sólo unas pocas horas de reposo para poder tomar el avión antes de que el rey del día, el sol, asomase por el país de la bota.¡¡¡Madre mía!!! Cuantas emociones en tan sólo 20 horas. De ahí que cada hora fuese como un poema, porque las viví intensamente y la guinda, esa canción desesperada de la señora Vanoni en concierto.
Recordé mucho a mi madre. Siempre que disfruto pienso en ella…y cuando no, también. La verdad es que la pienso siempre, pero eso ya lo sabéis.
Llevé un “look» casual, cómodo y sin arrugas. Y, bueno, como os gusta que recomiende algo mío hoy tengo algo que os va a sorprender. 😉
¿Quién ha dicho que el soufflé solo se podía comer? Eso era antes, ahora La Prairie tiene uno que reafirma y rehidrata cada centímetro de tu cuerpo gracias a los potentes extractos del caviar y las texturas sedosas y sensuales de soufflé. 🙂 ¿Qué os parece? Ahí lo tenéis en mi «neceser».
Que tengáis una semana fantástica. Mucha suerte si jugáis a la lotería, si no es así, tal vez sea porque el destino os aguarda otro tipo de riquezas o porque realmente lo tenemos todo para ser felices.
Maravilloso tu nuevo post. Un poema diria yo. Ahora q mi madre también esta malita me siento muy identificada contigo y se lo q sientes. Un beso y no nos olvides…
Remedios, felicidades por este gran blog. Me encanta por ser diferente y genuino.
Te sigo desde Holanda.
Bravo guapa.
Que me gusta leerte, todo lo que pone es fantástico y como hablas de tu madre y como la recuerdas. Besotes
Que bien!….que suerte de poder disfrutar de momentos tan increibles.
Gracias por más esa dulce lectura!
Que bien escribes Remedios. Me gusta el blog y te sigo. Comparto a mi face tus entradas. Me gustaría que me dieses alguna recomendación de Belleza más para estas fiestas 🙂
Un abrazo guapa!!!
Bella Remedios. Me gusta su estilo, fresco y diferente.
Te quiero contactar. Abrazos.
no conozco esa moneda
Que bueno el post. Suerte poder ver a Ornella. Donde puedo conseguir una Moneda? Se la regalaría a mi chica. Mujer 10.